viernes, 23 de enero de 2009

...es bonito..!



Encerrado en la típica cotidianidad que envuelve mi muy “agitada” vida de ciudadano escribo por que no tengo nada que hacer, puedo esperar hoy casi con certeza que mañana no tendrá nada diferente a hoy… el mismo sol, la misma ciudad, el mismo cuerpo, el mismo yo, la creatividad es una de esas especiales cualidades que tienen los pocos positivistas de nuestros días, el positivismo no es algo que se lleve en la sonrisa que tan espontáneamente sale de nuestros carnales y banales labios; lo que rápido llega, rápido suele irse, lastimosamente hay algunas cosas que suceden tan rápido que cambian el resto de nuestras vidas, nadie está preparado para tan minúsculos segundos de precipitada acción, es por esto que se quedan por siempre aquellos micro segundos en los cuales no solo tropezamos y caemos sino que para colmo terminamos arrastrándonos por el suelo, ¿tendrá algún definido sentido que se tenga que cuidar tanto la vida durante varios años para perderle toda en un segundo? Todo lo que se deja atrás una vez ella llega, reduce el todo y el nada a sinónimos, de lo único que tengo certeza es que no todo lo que digo es cierto, afortunadamente puedo equivocarme tantas veces como me es posible , y aunque desconozco de fondo la fuerza de los tradicionalismos y los absurdos criterios sociales que rigen mi mundo, me valgo de ellos para darle sentido a la realidad, a millas y millas de acá se encuentra esa puerta en la que las sonrisas rotas abarrotan las piscinas fantasmagóricas de la desesperación, para mi desgracia debo decir que no, no lo están, esta justo tras la puerta de mi habitación, que mas que los lacerados anhelos de mi a motriz imaginación para hacer que la piscina se desborde, que lástima saborear tan de cerca la bella decadencia de las auroras boreales que iluminan el pensamiento y la libertad del hombre, mientras todos alaban a quienes de plástico cubren su vida, adentro de vacío nos llenamos, que extraño, el vacio no debería ser una palabra a utilizar para referirnos a como nos sentimos, pero realmente se camina tanto para equivocarse y perder, que no hay mejor manera de describir la inhibente sensación, no todo puede ser una apreciación tan negativa, ya que nadie sabe en realidad para que existe, espero al menos poder viajar alrededor de mi planeta, alrededor del lugar donde vivo… la tierra, debido al extraño miedo que tenemos unos de otros, la dividimos en continentes, países y bla, bla, bla, ya es por eso que hoy en día casi todo esta reglamentado, en las ciudades casi toda la gente se comporta de la misma manera, de alguna manera son tan predecibles, que se puede saber con seguridad lo que harán, lo extraño es que al mirar de cerca, al fijarse en cada individuo, solo se ve desorden, a pesar de que todos siguen el mismo patrón de conducta normativa, siempre son desobedientes, esa es la principal razón que algún día existirá entre los hombres y sus mucho mas eficientes máquinas (robots, androides, quien sabe), será que cuando ellas existan podrán influenciar en la disminución de los índices de pobreza, en los de suicidio, ayudaran a que ya no existan tantas personas tristes? Como se llega al punto total y nefasto del fracaso del ideal de ciudad, que asco, es la perfecta tontería, a ver, cuantas personas viven en una ciudad normal, uno, ocho, veinte millones, tendrá sentido que en medio de tantos se pueda llegar a sentir solo, anulado, a que es lo que tan orgullosamente algunos apelan, sí, si se llega a sentir solo, que se necesitará para satisfacer las agobiantes necesidades del hombre, cuando una esta suplida aparece una nueva y así sucesivamente, la calidad en el servicio, desesperadamente trata de situar a compañías en la memorias de los desolados habitantes de las áreas metropolitanas, haciendo ver que se puede suplir la necesidad, solo para mantener satisfechos los índices de producción y rentabilidad…. Que divertido!!! Bueno pues al parecer así funciona, si no pregúntele a los que venden productos estéticos por televisión, que bonito es vivir en el glorioso siglos veinte uno en donde el calentamiento global, los contagios de sida y la pérdida de un horizonte que quizás nunca ha existido están a la orden del diario transitar en las avenidas de lo que llamamos ciudad.