lunes, 7 de abril de 2008

LA Pared!

la pared separa, su firmeza es la base del edificio, nos mantiene separados, materializa el individualismo, una pared separa casas y apartamentos, en ellos las paredes separan habitaciones, en las habitaciones separa dos enemigos, que se besan, que se conocen, que no cambian, por eso nunca tendrá fin su guerra, en medio del sueño se escuchan razones y al despertarse se olvidan tan fácilmente como un favor, ¿Cómo perder algo tan continuo y progresivo como el tiempo? una ciudad, miles de paredes, cientos de rincones para darse cuenta del abrumador y absurdo poder de las paredes, la unidad matemática existe, pero la humana no, el individuo es una cantidad es uno, pero es tan vulnerables es tan débil, que su presencia es despreciable, pero mas se le busca.

A falta de paredes se crean barreras, se danza sobre miedo una delicada pieza de ballet, se recurre a lo implícito, a lo normal, o sea a nada, a todo, lo recursos son tantos que se olvida que existen, como si fuéramos jinetes de caballos sobre delfines no sabemos controlar, no obtenemos un yo, se llora y se miente sin razón, con tantos libros e información, ¿Por qué no vemos el camino? es increíble que de nada sirva hablar para saber que se estará aún mas solo cuando la voz deje de modular, la desesperación es un flagelo tan común que ya somos sumisos a él, si realmente supiéramos cómo. dónde está el real sentido de la muerte y la vida todo sería sencillo, el tiempo no acecharía nuestros sueños como hienas en la llanura, el sabor del agua, el sonido del aire, se han convertido en sensaciones tan poco frecuentes... El corazón ya no se apasiona, los sueños se convierten en el vivo retrato de la impotencia y las voces de un yo que señala construye el mausoleo del fracaso, que no lleva nombre, no tiene linaje, pero está lleno de cosas tan familiares como la esperanza, si se siente no se siente, cientos bailamos en la noche, es tan simple como que el vacío no se llena no se sabe si realmente existe, y no hay a quien seguir, bienvenidos al mundo de metrópolis, a los 1000 y 1 lamentos que una sociedad entera calla.